Wednesday, January 9, 2019

El segundo sexo: el libro más prestado de las ciencias sociales en la BV

¡Ya se te pasó el tiempo! ¿No te has casado? ¿A poco no quieres tener hijos? ¡Debes elegir entre ser madre o profesionista! Ahora quieres abortar pero bien que abriste las piernas. ¿Pues para qué te vistes así? Mírate ¡qué recatada! ¿A qué hora llegas? Vete con cuidado. No deberías andar sola en la calle. Tú lugar es en la cocina. ¿Por qué no estudias una carrera si eres tan inteligente? ¡Qué desperdicio!

En todo el mundo, las mujeres reciben mensajes así de contradictorios. Sus vidas han sido excesivamente tuteladas porque, aparentemente, no son capaces de elegir por cuenta propia. Siempre hay algo heterónomo en su actuar. Quienes eligen rebelarse, son juzgadas. Si obedecen, también. No hay modo de ser ellas mismas sin que sus acciones estén sometidas al escrutinio público.
A punto de cumplir 70 años de haberse publicado, El segundo sexo de Simone de Beauvoir se sostiene como un libro esencial del feminismo y los estudios de género. Simone de Beauvoir dedicó mucho tiempo a investigar el papel histórico que las mujeres habían tenido en este mundo con un abordaje desde la filosofía existencialista en la que participó. Retoma las palabras de muchos filósofos hombres que, desde la antigua Grecia, califican a las mujeres como sujetos inferiores, incompletos, imperfectos. Es la falta el sostén de la discriminación. Antes de El segundo sexo, de Beauvoir ya había publicado muchas novelas bien recibidas donde sus protagonistas revelaban cierta inconformidad con la opresión de su género. De Beauvoir se vio obligada a poner más de sí misma en su escritura hasta dar con este libro que, para nuestra sorpresa, es uno de los más prestados del acervo de Ciencias Sociales de la Biblioteca Vasconcelos.
¿Quiénes leen El segundo sexo? En principio ocho de cada diez lectores son mujeres. En torno a esta obra se conjuran preocupaciones e inquietudes compartidas por mujeres durante décadas. Por esta razón es posible que las lectoras hayan llegado a El segundo sexo por cuestiones existenciales. Mujeres de los 15 a los 63 años se han acercado a este texto en el que la autora orienta y acompaña a cada lectora que acude a sus páginas buscando una razón. Como le contaban a Simone de Beauvoir a través de cartas, alguna de ellas asentirá cuando en su lectura detecte un caso vivido en carne propia, algo que ella misma ha pensado o una extraña coincidencia con su presente. Por supuesto, habrá otro tipo de lectores que asistan a esta obra para indagar en el propósito de la lucha del feminismo, la deconstrucción del género y la luz que hay al final de la frase: “no se nace mujer, se llega a serlo”.
No se nace mujer, se llega a serlo porque cada mujer identificará en qué momento se dio cuenta de que estaba puesta en ese lugar. Recibir una mirada lasciva, un tocamiento, tener la menstruación, ser víctima de una violación: hay un evento determinante en el darse cuenta de que se es mujer. Esa historia singular se configura en la práctica histórica del sometimiento de las mujeres. Simone de Beauvoir abre el camino para pensar lo femenino como una práctica política. Siendo que las bibliotecas públicas son capaces de proponer una agenda, la relevancia de que El segundo sexo sea uno de los libros más prestados en una de ellas es decididamente política.
Las reflexiones de Simone de Beauvoir constituyen un retrato vivo de las terribles circunstancias que todavía hoy enfrentan las mujeres a lo largo y ancho del mundo. Se sabe, por ejemplo, que una sexta parte de las mujeres que viven en el planeta viven en países donde la violencia contra las mujeres no está tipificada como delito. Además, como se dijo anteriormente, son sometidas a una tutela implacable; a pesar de ser representadas en la política, no participan cabalmente de ella ni de ninguna otra dimensión social; se les han asignado roles específicos que han de cumplir cabalmente y cualquier rebelión se vuelve en su contra. Al mismo tiempo apunta hacia una transformación de la cotidianidad para mejorar la realidad de las mujeres desde ámbitos diversos. Es así que la agenda del feminismo, y por tanto de la igualdad de género, de nuestros días tiene importancia transversal.
Habría que reiterar que Simone de Beauvoir es una filósofa importantísima para los estudios de género. A esto se debe que en el reciente Congreso Mundial de FIlosofía se haya creado, por primera vez en su historia, la cátedra sobre género dedicado a esta filósofa. En esta primera ocasión, la cátedra fue presidida por Judith Butler quien abordó el concepto de género como un préstamo lingüístico del inglés al francés, ubicando en éste la estructuró una reflexión en torno al género como préstamo lingüístico. Con su abordaje, de Beauvoir contribuye a pensar el fin del binarismo, la genitalidad y la determinación biológica. Pavimenta el camino de un lenguaje capaz de nombrar todas las realidades identitarias a fin de que estas puedan contar su historia.
En El segundo sexo, Simone se preguntaba “¿De dónde proviene que este mundo siempre haya pertenecido a los hombres y que solamente hoy empiecen a cambiar las cosas?”. ¿Podemos nosotras constatar ese cambio? Minutos antes de la presentación de Judith Butler ocurrió algo que quizá pocos atendieron. De pronto irrumpieron cuatro personas en el salón principal. Una joven, con angustia en el rostro, preguntaba si ya había terminado la conferencia de Butler. Turbada, entendió que sí pero un señor se esmeró por explicarle que no, que apenas comenzaría. Aliviada, corrió a buscar un asiento. Iba con su padre y dos hermanas. ¿Estaría de más decir que se trataba de una familia china? ¿Quién pensaría que en 2018 tendría lugar una conferencia sobre género, dictada por Judith Butler en la que un hombre chino estaría ahí con sus tres hijas? Eso fue todo un acontecimiento: los tiempos están cambiando.